Revista Etiqueta

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Madame Glamour

Escribe Mayte Navarro
Fotografía Getty Images – Annie Leibovitz

El efecto Charlotte

Es princesa, tiene tan solo un año y ya goza de popularidad universal, se trata de Su alteza Charlotte Elizabeth Diana de Cambridge, la segunda hija de los duques William y Catherine, y quien ya es considerada por muchos como una it´s girl, es decir como una influenciadora en la moda, porque desde su primera aparición en público, con apenas un día de nacida, ya había superado los mandatos de Anna Wintour, la gurú de la moda, pues agotó de los estantes de Hurt G & Son (casa especialista en tejidos de punto fundada en 1912) aquella cobijita tejida, que vista en una foto no tenía nada de original, pero gracias a los efectos del querer ser o parecer, así sea por un momento, incitó a las madres a tener una igual para arropar a sus pequeños y de esta manera homologarlos a una de sangre azul.

Aunque las apariciones de Charlotte han sido escasas esto no ha minado su popularidad y se ha dado el lujo que algunos famosos quisieran, el haber sido fotografiada junto a su abuela, Isabel II, por Annie Leibovitz, quien entre muchos reconocimientos tiene en su poder el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades 2013. En esa oportunidad la princesita llevó un traje de la firma española M&H. Se trata de un vestidito en algodón floreado bordado en el canesú con el clásico punto nido de abeja, atuendo que completaba con un suetercito rosa, casi del mismo tono del que luce su bisabuela en la foto.

Las ventas por internet se dispararon y los pedidos llegaron no sólo de Europa sino de Asia. Pero no fue la primera vez que la famosa niña llevó una indumentaria con esa etiqueta española, también lo hizo en una cita anterior, en su casa. Esa vez fotografiada por su madre, la duquesa de Cambridge, quien volvió a tomar la cámara para lograr otra gráfica oficial, la del primer aniversario y para dejar constancia de que Charlotte ya estaba dando sus primeros pasos. Una vez más la vistió con un modelo de M&H.

Sin embargo, no todo el armario de Charlotte ha podido repetirse en otros bebés de su edad, ejemplo de ello fue el faldellín que llevó el día de su bautizo, que por cierto no es el mismo que usaba la reina Victoria para sus hijos, sino una réplica, pues el original está algo gastado.

Lo que si no pasó inadvertido fue el coche Millson donde Charlotte llegó a la iglesia, el mismo que utilizaba Isabel para pasear a sus hijos, que si bien en aquel entonces no era motivo de titulares, esta vez acaparó la atención e hizo que algunos excéntricos que querían imitar a la pareja de los duques de Cambridge se quedaran con las ganas de encargar uno similar. La Casa real mostró que en palacio nada se bota, porque si no se tiene como destino pasar a ser un objeto testimonial para el futuro.

Charlotte, al igual que su hermano George, no está expuesta a los medios. William y Kate se han propuesto protegerlos de los paparazzi, de allí que cada aparición sea un acontecimiento.  George y Charlotte se encuentran muy lejos del centimetraje alcanzado por su padre y el tío Harry a esa edad. Quizás eso influya en que el efecto Charlotte sea cada vez más predominante.

Lo interesante es que a ambos los  visten como lo que son, unos niños. Eso si lo podrían copiar esas madres que hacen de su pequeños adultos prematuros. Por cierto, que Marc Jacobs homenajeó a la pequeña al darle el nombre de Charlotte a su más reciente lápiz labial.

El hombre de Arkansas y su retorno a la Casa Blanca

Bill-Clinton

Llegar a la Presidencia de Estados Unidos es alcanzar la cima del poder, ya no podría pedirse más, de allí que los políticos que lo han logrado, al despedirse de la Casa Blanca, pasan al retiro para disfrutar de sus bienes, dedicarse a escribir libros o dictar conferencias por el mundo, así continúan disfrutando de cierta popularidad y de generosas entradas económicas. Pero ese no parece ser el caso de William Jefferson Blythe III, hijo póstumo de William Jefferson Blythe y de Virginia Cassidy Blythe Clinton Dwire Kelley, quien a los 23 años ya era viuda y con la responsabilidad de un recién nacido.

Cuatro años más tarde se casó con Roger Clinton, quien lo adoptó, por eso ahora se conoce como Bill Clinton, el rubio muchacho de Arkansas, quien fue gobernador  por ese estado y posteriormente se convirtió en el 42° presidente de Estados Unidos y el tercero más joven en asumir el cargo.

Retirado de la contienda política y disfrutando su rol de abuelo, después de la primera precampaña presidencial de su mujer, Hillary Rodham Clinton, se ve ahora obligado a regresar a la contienda política, esta vez como rey del ajedrez, con un valor absoluto que podría definir la candidatura de Hillary, razón por la cual ya se habla de “Billary”, en alusión al binomio que conforman, lo que no es nuevo, pues cuando él fue candidato uno de los eslogan era: dos por uno, lo que indica que la ambición política es más fuerte que el amor y sana las heridas producidas por el puñal de la infidelidad.

Bill Clinton inauguraría el cargo de “primer caballero” en la Casa Blanca, con la ventaja de contar con la experiencia presidencial. Allí lo esperarían los recuerdos de Mónica Lewinsky,  de los éxitos y los fracasos políticos. El salón Oval ya no sería su oficina, tampoco se encargaría de preparar las recepciones ni la decoración de la residencia número uno, aunque quizás no lo haría nada mal, al menos en la parte musical, pues es sabida su afición y conocimiento por el tema y sin ser un prodigio se ha ganado aplausos como intérprete del saxofón. Pero Clinton no sería un convidado de piedra.  Hillary ya ha sacado a relucir que lo usaría como un consejero económico, por eso en la recta final de la precampaña está haciendo uso de él.

Si famosas han sido sus infidelidades y las acusaciones de acoso sexual contra Bill Clinton, no todos conocen que siendo muy joven se enfrentó a su padrastro alcohólico para que no maltratara a su madre y que su hermano era adicto a las drogas, lo que generó en él sentimientos de culpabilidad por no haberse dado cuenta a tiempo.

En la Casa Blanca, Bill perseguirá a Charlotte, su nieta, quien para esa época ya tendrá un hermanito. Dará órdenes en la cocina para que se sirva un menú menos calórico, pues hace tiempo abandonó las hamburguesas, su comida preferida, y se verá dando largas caminatas por los jardines para que su travieso pero ya viejo corazón se conserve sano.

Entre lo exquisito y lo hortero

La alfombra roja de Cannes se ha consagrado como la mejor, si bien menos publicitada por estos lares caribeños que la del Oscar, no ha tenido nada que envidiarle, incluso, la ha superado en creces. Actores, top models, cantantes y celebridades se dejaron ver por lo más exclusivo de la Costa Azul, siendo esperados por centenares de fotógrafos colocados frente a las escaleras del Palacio de Festivales y Congreso.

El recorrido no fue nada aburrido pues tuvo de todo, desde unos pies descalzos, los de Julia Roberts, que rompieron el protocolo que exige llevarlos entaconados, hasta el atrevido pase de can can de la actriz Laure Calamy, quien sin ningún prejuicio no sólo levantó la pierna hasta el infinito sino que se subió la falda de su traje negro con visos metálicos, imagen que se convirtió en viral. Pero ella no fue la más osada, pues en la lista de las más sexis hay que incluir a Bella Hadid con un modelo rojo firmado por Alexander Vauthier que dejó atónito a más de uno pues su abertura subió hasta la cadera y el gran escote en “V” dejaba evidencia de sus atributos. Solo a un cuerpo como el de ella le está permitido este modelito.

Bella Hadid, vestido de Alexander Vauthier
Bella Hadid, vestido de Alexander Vauthier

Y ya que mencionamos aberturas, habría que suponer que la tendencia del verano va por allí (prohibido para las extremidades gordas, celulíticas y fláccidas) porque  Rosie Huntington-Whiteley también lució las suyas con un vestido de Vauthier, un poco más recatado que el de la Hadid. Se sumó a esa lista otra top, Ana Beatriz Barros, con una túnica de inspiración griega. Nada favorecedor fue el modelo de Letitia Casta, firmado por Versace que la hacía ver como una versión en negro de la mujer araña. En la lista de aplazadas también hay que incluir a Paris Hilton porque su vestido blanco y plateado dejaba mucho que desear en cuanto al buen gusto, no así las joyas que lució.

Eva Herzigova cosechó aplausos con su look a lo Marilyn Monroe. Jordan Dunn confió en Ralph & Russo, el resultado un atuendo recordado por lo primaveral del estampado y la gran cola. Michelle Yeoh asistió a la premiere de Julieta llevando un vestido sin mangas de encajes negro con un profundo escote en V de la colección ready- to – wear primavera verano 2016 de Elie Saab, mientras que Freida Pinto seleccionó también al diseñador libanés  para asistir a la  recepción de premios Women in Motion; prefirió para ello un modelo corto, blanco, de macramé bordado con flores y cristales de la colección Haute Couture, primavera verano 2016.

Eva Herzigova
Eva Herzigova

Nicolas Ghesquière, de la casa Vuitton, también dijo presente en Cannes 2016. Llevaron sus modelos Caitriona Balfe para recordar que la minifalda no ha muerto; y Julianne Moore con un traje largo cuya saya en tiras pasaba del negro al blanco al caminar.

No podemos dejar fuera los accesorios y es obligado mencionar el clutch Gaia de Natalia Poly  en la fiesta Grisogono, una de las tantas celebraciones que rodean al Festival de Cannes, firmado por la venezolana Yliana Yepez. Esta pasarela deja como mensaje que las piedras, lentejuelas y el exceso de brillo están out. Lo que rige es el corte y las siluetas perfectas.

Pero hay más, Sean Penn, quien en tiempos pasados solía visitar Venezuela, y Charlize Theron, pareja que en años anteriores pasearon su amor por Cannes, está vez se ignoraron, ni se vieron, aunque uno estuviera muy cerca del otro. La protagonista de Last Face lució un esmoquin muy al estilo Yves Saint Laurent y una sombra de ojos escarchada que le brindó luminosidad a la mirada.

Tampoco podemos olvidar el lado solidario de Cannes, representado en la gala beneficio de amfAr, fundación que recauda fondos para la investigación del Sida, este año superó los 22 millones de dólares. Entre lo subastado estuvo una semana con Leonardo DiCaprio en su casa de Palm Spring.

El cierre de la red carpet del festival más antiguo tuvo el brillo de las estrellas ganadoras. Será hasta el año que viene.

Rosie Huntington-Whiteley vestida por Vauthier
Rosie Huntington-Whiteley vestida por Vauthier

 

Julia Roberts rompió el protocolo en Cannes
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