Moisés, o Moshe como lo llaman cariñosamente sus más íntimos, nació predestinado a la joie de vivre. Cualquier excusa es válida para un convite entre amigos. Celebrar su cumpleaños es un ritual infalible. Llegó a los 85 tirando cohetes.
La generosa terraza del PH que habita, rodeada de bromelias y con una bonita vista sobre la ciudad, fue el escenario donde, en la noche de su onomástico, recibió a amigos de todo tipo.
El plato fuerte aconteció cuando el cumpleañero se lanzó a la pista a bailar una sevillana. Desde que su hija Lili vive en España, todo lo que provenga de la madre patria le fascina: la juerga, el buen vino y ¡olé!