Se mide con jóvenes chefs internacionales y su carta de presentación es el asado negro aderezado con cacao y papelón. Al frente de Bosque Bistró, ubicado en el estado Mérida, su talento se pierde de vista.
En la actualidad Venezuela tiene una generación de jóvenes que valen oro y lo demuestran con fiereza, sin miedo a los retos, con un empuje y una determinación que difícilmente hemos visto en otros tiempos. Iván García es fiel reflejo de este momento histórico. Seleccionado en el prestigioso San Pellegrino Young Chef 2018, se mide con jóvenes chefs de todas partes del mundo. ¿Su bandera? El asado negro. ¿Su esperanza? Siempre el triunfo.
Muchas cosas han pasado desde que este lasallista merideño se inscribiera con 14 años en un curso de cocina en Mérida: los fogones del ICC sazonados con los consejos y regaños de Héctor Romero, los hornos del IEPAN, la cena a Vargas Llosa en El Nacional y la tutela de Venezuela Gastronómica, con quienes regresó a Mérida para encontrar una oportunidad única justo en el momento en que pensaba irse del país: abrir su propio restaurante, a riesgo, sin más seguridad que atreverse a intentarlo. Lo pensó dos veces, respiró profundo y aceptó el reto, del cual nació El Bosque Bistró, en los espacios del Hotel Belensate, en Mérida, restaurante desde el cual este joven chef ha generado una propuesta digna de competir con lo mejor de la gastronomía mundial.
-¿Cuál es la propuesta gastronómica de Bosque Bistró?
-Cocina venezolana bajo la cúpula de una tendencia internacional que es la alta cocina pero con sabores locales. En el Bosque hacemos una cocina venezolana estética, pero sin perder de vista los sabores de los platos tradicionales, como las carabinas trujillanas, el pastel de chucho, la polvorosa de pollo, el asado negro, los pastelitos andinos. El restaurante es un espacio que congrega todos los sabores venezolanos: comida del estado Bolívar, de Caracas, del estado Sucre.
-¿Qué puede esperar un comensal cuando va a tu restaurante?
-La gente tiene que ir muy abierta y dispuesta a dejarse impresionar. Quiero que vayan a probar, a conocer a Venezuela en distintos platos y a entender que somos mucho más de lo que está a la vista. Tenemos muchas cosas por ofrecer, porque nuestro país es tan bello y tan amplio que a veces siento que nunca vamos a conocer todo de él.
El Bosque y la ciudad
-¿Cuál ha sido el impacto de Bosque Bistró en la ciudad?
-El impacto de El Bosque ha generado un sentido de pertenencia en la ciudad, gastronómicamente hablando. Mérida fue una gran referencia de gastronomía, innovación y vanguardia, cuando se hicieron las rutas gastronómicas en los años noventa. Después, se sumió en una especie de miedo. El comensal merideño es difícil, porque es muy instruido, sabe lo que le estás planteando; es inteligente y exigente. Después de dos años abiertos, sabemos que si lo logramos en Mérida, podemos triunfar en cualquier otra parte de Venezuela.
Hemos logrado que en cuanto ocurre un error el cliente nos lo diga y podamos corregir de una vez. Porque, aunque hay una situación difícil, eso no justifica que tengas fallas. Independientemente de la situación del país hay que hacer las cosas bien; hay que tener esa visión, es un reto.
Compromiso con la gente
Me siento muy comprometido con mi restaurante, no sólo con los clientes, sino con mis chamos, tanto con lo que aprenden, como con el hecho de que de allí dependen los ingresos que llevan a su casa.
En un emprendimiento, indiferentemente de los recursos que tengas para montar un negocio, lo importante son las ganas de hacer las cosas bien y de presentar una propuesta respetuosa.
El destino no está en una maleta
-Por no irte, has tenido oportunidades que de otra manera no hubieras tenido…
– Irse es una opción y es importante a título personal y profesional. Quedarse es otra opción, por las razones que sean, incluyendo por amor a este país. Hoy día, todos los venezolanos dentro y fuera del país estamos orgullosos de ser venezolanos; nos ponemos la franela de la vinotinto y la gorra de la bandera, ya no somos vistos como el país de las misses y del petróleo, sino como un país que tiene una severa crisis, pero tiene un talento humano increíble, de gente que llega a otros países a construir y a enseñar.
Lo que sí es cierto, es que tanto afuera como adentro hay una sola regla: hay que ser profesional en el trabajo, tener constancia y ser respetuoso.
Talento en la escena mundial
“Después del reconocimiento a María Fernanda di Giacobbe con el premio Basque Culinary World Prize, del reconocimiento a Carlos García, incluyendo a Alto como único restaurante venezolano en la lista de los mejores restaurantes del mundo, ya en cuatro ediciones; mi participación en el San Pellegrino Young Chef 2018 es un hecho icónico para la cocina venezolana actual. Esto ayudará a todos los cocineros brillantes que han estado divulgando nuestros sabores, enseñando los misterios, llevando la sazón criolla más allá de nuestras fronteras.
Yo estoy seguro que, en el 2019, cuando San Pellegrino vuelva a hacer la edición del premio, van a ser montones de jóvenes chefs venezolanos quienes se postularán. Con lo mediáticos que somos, se les van a colapsar las aplicaciones.
Puntos cardinales
Norte: tener un restaurante propio es un hito para un cocinero, porque es la posibilidad de dejar la propia impronta, Bosque Bistró ha sido la oportunidad que ha abierto las puertas.
Sur: el asado negro, que es con el que concursamos: tiene cacao en su salsa y papelón quemado, es amargo, dulce y salado, creo que no hubiese podido concursar con un plato mejor que ese.
Este: mis referentes de cocina son, en primer lugar, Sumito y Héctor Romero. Luego, René Redzepi (Dinamarca), Juan Manuel Barrientos (Colombia) y Virgilio Martínez (Perú). Por supuesto, me siento más apegado a los cocineros latinoamericanos que tienen una realidad cercana a la nuestra.
Oeste: cuando recibí el correo de San Pellegrino estuve en shock como una hora…lloré, porque la trascendencia de esto no se ve ahora, se verá después.
Coordenadas: @ivangarciah @elbosquebistro
Escribe y fotografía LILIANA MARTÍNEZ – @unapizcadelili