No solo las casas de moda francesas son reconocidas en París, ya que varios diseñadores no galos han sido reconocidos en la Ciudad Luz, y una prueba fehaciente de esto son Valentino y Elie Saab; quienes son invitados oficiales del Sindicato de Alta Costura
El miércoles 6 de julio terminó la temporada de Alta Costura Otoño-Invierno 2016 con dos maisons preferidas por clientes, compradores y el público en general: Valentino y Elie Saab. La primera nació hace décadas, como el sueño de un italiano cuya pasión era la moda, algo que Saab, un libanés, compartía con él cuando fundó su casa hace más de veinte años. Ambos demuestran la belleza del trabajo de Roma y de Beirut, respectivamente, con piezas que dejan a todos queriendo más.
Valentino cerró esta temporada con un big bang, ya que no solo presentó una colección preciosa, también nos dio la noticia de que Maria Grazia Chiuri dejaría su trabajo como co-directora creativa, dejando así a Pierpaolo Piccioli como el único director creativo de la casa. Como despedida, el par romano creó uno de sus mejores trabajos hasta la fecha.
La colección conmemoró el aniversario número 400 de la muerte de William Shakespeare, por lo que fue construida como una oda moderna a la vestimenta isabelina: lechuguillas blancas, corpiños ajustados, jubones, mangas abombadas, vestidos de tafetán y faldas de seda, todos decorados con cuentas, encaje y cuellos bordados en perlas. El desfile cerró con un vestido y una capa de seda rojos que llevaron al público a darle una ovación de pie a Piccioli y a Chiuri.
Elie Saab, por su parte, presentó el mismo día una oda a Nueva York, ya que en 2017 abrirá su boutique en Madison Avenue. El libanés es conocido por su trabajo con telas, y es que todos los looks que pasaron por la pasarela demostraron la razón por la que su atelier en Beirut se destaca a través del mundo, usando los materiales más preciosos para crear piezas exquisitas.
Todos los vestidos estaban hechos en terciopelo, tafetán o chifón, y decorados con apliques, bordados de cuentas, lentejuelas, plumas o encaje. La primera porción fueron piezas con patrones que hacían reminiscencia a los edificios de Manhattan, luego desfilaron modelos junto a niñas con vestidos igualmente elaborados. El último look, como siempre, fue un vestido de novia, esta vez de color rosa pálido, con corpiño ceñido, apliques de flores y lentejuelas bordadas y velo totalmente bordado.