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FRAN BEAUFRAND, la mirada contundente o unos ojos que ven demasiado.

Por Angela Oraá  @angelaoraa

Cotizado fotógrafo, la moda ha sido su mejor carta de presentación. Recreador obsesivo de imágenes fríamente calculadas, la belleza con sobriedad es el pivote de su vida y el hilo sostenido de su obra. Sin proponérselo, es profeta en su tierra y al cumplir 40 años de ejercicio profesional es sujeto de merecidos reconocimientos.

Para los arqueólogos del futuro la fotografía será una herramienta útil para el trabajo de investigación e interpretación de la historia contemporánea. La evolución tecnológica desde el daguerrotipo hasta nuestros días ha sido explosiva. Cualquiera con un celular de avanzada puede captar la realidad o transformarla. La inteligencia artificial que apenas asoma unos lacerantes dientes de pantera, pareciera conducirnos hacia una dimensión desconocida, vaticinando una revolución que se pierde de vista.

Grandes fotógrafos como el clásico Paul Horst han triunfado y han podido cultivar un estilo y un sello que hoy en día los hacen auténticos íconos en el mundo de la imagen. En el capítulo Venezuela, Francisco Beaufrand (Maracaibo, 1960) ha marcado un hito, cuya prolífica labor abarca las postrimerías del siglo XX y lo que va del XXI.

Para el momento que Fran Beaufrand (todos lo llaman Fran y su apellido se pronuncia bofran) sale al ruedo en los años ochenta, mostró desde sus inicios una narrativa influenciada por grandes maestros tales como Irving Penn, Richard Avedon, Helmut Newton. Con el tiempo su estilo fue evolucionando con sello de autor, conectado con ideas y problemáticas dentro del mundo del arte contemporáneo, a la par de una prolífica actividad en el mundo de la publicidad.

Los diferentes lenguajes bajo un mismo lente.

Es crucial en su desarrollo la serie In Memoriam. El cuerpo humano de los modelos seleccionados fue plasmado bajo un imaginario propio en blanco y negro. En una entrevista realizada por Lorena González Inneco para la Fundación Cultural Estilo, Fran dijo al respecto: “Me refiero a la ambigüedad sexual, la imagen andrógina, el erotismo, el homoerotismo, la reflexión sobre los cánones estilísticos. La belleza extraña, la belleza diferente, la belleza de lo raro. Eso está presente en el trabajo tanto del fotógrafo de moda como del autor. Hay una reflexión sobre lo queer, el mundo gay, sobre la belleza masculina, pero todo esto se mezcla de una manera bastante fluida entre la moda y las fotos hechas con otros fines”.

La narrativa estética plasmada allí apenas coquetea con la moda, cuya simiente se puede evidenciar en el resultado de fotografías tomadas para las primeras colecciones de Ángel Sánchez, quién para aquel momento era un total desconocido. La dupla tuvo la fuerza de un volcán en erupción. Fue tal el suceso y el impacto mediático que otras firmas emergentes, tales como Durant & Diego, Mayela y Margarita Zingg, se disputaban sus servicios, ignición que se ha mantenido al rojo vivo con las sucesivas generaciones pasando por el laureado Halston.

Ese camino se sigue ampliando con otras ideas personales, que representan etapas claves. Avanzado los 80 realiza la serie “Blur” (difuminado) es un compendio de imágenes de seres que se desdibujan. Una metáfora del paso del tiempo que muchos intentan en vano retener. Nada es para siempre, nada es eterno.

En la búsqueda personal aparece otra serie bajo el título “Los frutos de América”. Se centra en la exploración de lo autóctono, en lo auténticamente nuestro. Se inspira en la cosmogonía del Caribe. Observamos una vez más ambientaciones escenográficas intimistas. Si algo caracteriza a Beaufrand son los escenarios pre acondicionados. El azar para él es una palabra ajena.

En la galería de GBG Arts de Gabriela Benaím se llevó a cabo, recientemente, una exposición contundente desde el punto de vista conceptual como estético, titulada “Layers” (capas). Las figuras humanas aparecen refugiadas en el anonimato, evidenciado en el hecho que los rostros aparecen cubiertos con pañuelos bajo la rúbrica de marcas de lujo. Puede leerse una crítica a la alienación cuando el ser humano deja de ser sujeto y la vestimenta que representa estatus, se convierte en lo relevante. Dicho en otras palabras, eres lo que llevas y no lo que eres.

Seductor nato de verbo melifluo y modales exquisitos es un consumado esteta, un rey Midas de la belleza. A sabiendas de su carisma, sabe utilizarlo cuando quiere algo. Agárrense cuando despliega su penacho de Moctezuma.

Criatura extraña.

Multifacético. Fran ha sido una suerte de mentor para impulsar la carrera de artistas y creativos en diferentes ámbitos. Su hogar, reflejo de un exquisito gusto y orden impoluto, tanto en el pasado como en el presente, ha sido el punto de encuentro de una fauna variopinta que encarna la contracultura, la irreverencia y lo avant garde. En el film documental “Zoológico” del director Fernando Venturini, queda para la posteridad un registro de figuras rompedoras de caudal creativo donde Beaufrand es genio y figura.

El alma de la fiesta

Animal social, en una época le dio por dejar a todos boquiabiertos al hacer un performance caracterizando a un personaje de su autoría llamado Alma. De manera sorpresiva, salía al ruedo ataviado cual personaje de vaudeville de los años 40, entaconado y maquillado de manera irreconocible, una boutade que aprovechaba para lucir su histrionismo para la danza y voz de falsete. En más de una ocasión de locura festiva, coincidió con su entrañable amigo, Boris Izaguirre, cuando a este le daba por quitarse los pantalones y lucir su prenda íntima, hábito que le sirvió de precalentamiento para alcanzar la fama en el late show Crónicas Marcianas (Telecinco/España)

Mezcalia fue otro personaje inspirado en la lucha libre, una práctica muy popular en México. Fran lucía una desconcertante máscara de la que pendía una larga cola de pelo, botas negras, dejando su esbelto y atlético cuerpo casi al desnudo. Una vez más, robaba aplausos y admiración por su osadía y desparpajo.

Creador de espacios para la rumba y el buen vivir.

Junto a la reconocida diseñadora de interiores, Sandy Jelamby, con quién Beaufrand ha hecho yunta, desde que fue su directora de arte en campañas fotográficas, vallas y catálogos exitosos, la dupla creativa concibió fiestas legendarias para marcas de lujo y licores de holgado presupuesto, maquillando espacios de manera sorprendente, cuando aún la palabra “experiencia” no estaba en el argot del marketing.

El interiorismo surge con las ganas de expandirse. Así las cosas, ese deseo se cristalizó en Dining Room, un restaurante fuera de serie en Valencia (Edo. Carabobo), donde el comensal siente que podría estar en un lugar chic de New York, Dubai o Tokio.  Amerita mención la Óptica W&G ubicada en el Cubo Negro (Chuao, Caracas). En el ínterin, han desarrollado también proyectos residenciales. En pleno desarrollo trabajan una carnicería de lujo.

De buscador de “tesoritos” a marchante. 

Contumaz, curioso y buscador de gangas, desde hace 17 años, Fran es un habitué de las ventas de garaje. Aprendió a negociar como un fenicio. En parte su colección legendaria de ropa femenina proviene de esas exploraciones colmadas de hallazgos insospechados. Edmundo Hernández, cómplice de esas rutas, se asociaron para montar la tienda Møbel, un catálogo de muebles y piezas exclusivas del periodo de la modernidad.

Según testimonia Hernández, Fran de ser un minimalista en los 80, pasó a ser un maximalista en la actualidad.

Cursó estudios de artes gráficas en la Escuela Cristóbal Rojas (1979-1980) y mención artes plásticas en la Escuela de Artes de la UCV (1980-1985). Ha participado en workshops libres sobre apreciación de la obra gráfica en el Cegra (1985-1986), de diseño gráfico en el Instituto Neumann (1985-1986) y en seminarios de reflexión sobre las artes plásticas en la USB. Ha dictado cursos y talleres de fotografía de moda en la ULA, el MAO y Kodak de Venezuela (1990 y 1995).

Entre las exposiciones colectivas en las que ha participado cabe mencionar «Jóvenes fotógrafos» (Museo de Bellas Artes, Maracaibo, 1986), XLV Salón Arturo Michelena (1987), II Salón Nacional de Joven Fotografía (Sala Julio Arraga, Maracaibo, 1988), I Bienal de Guayana (1989), «Los 80. Panorama de las artes visuales en Venezuela» (GAN, 1990), «Apóstol, Beaufrand y Garrido, irónico-onírico-sarcástico» (Galería Vía, Caracas, 1992), I Bienal Dimple (Centro de Bellas Artes, Maracaibo, 1993), «Desnudos y vestidos» (MAO, 1994) y «Lo real maravilloso» (Archivo Fotográfico Toscano di Prato, Italia, 1997). En 1995 fue reconocido en la IV Bienal Christian Dior (Centro Cultural Consolidado, Caracas) con un tríptico fotográfico de la serie Manual del buen vestir.

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